¿Te has parado alguna vez a pensar en el poder que tienen las palabras?
¿Qué decimos por las mañanas cuando saludamos a alguien, sea conocido o no?
Pues lo habitual, “Buenos días”, frase que se repite en múltiples situaciones y en diferentes idiomas…Hasta aquí todo normal.
Hay una frase que la primera vez que la oí me impactó y que últimamente utilizo mucho, cada día. He cambiado ese habitual «Buenos días» por un “Que tengas un buen día”.
Me encanta porque expresa deseo por parte de quién la pronuncia y expresa obligación por parte del que la recibe.
Prueba a decírtelo a ti mismo: Juan Carlos, que tengas un buen día.
Deseo? Obligación? Las dos?
El poder de las palabras
Y es que las palabras son poderosas, tanto las que decimos a los demás como las que nos decimos a nosotros mismos. La forma en que hablas no solo afecta la forma en que otros te perciben; también tiene el potencial de dar forma a tu comportamiento.
Un claro ejemplo lo tenemos en las investigaciones de Bernard Roth, profesor de Stamford, que en su libro “El hábito del logro”, sugiere varios ajustes lingüísticos que pueden hacer que tengas más éxito. Dos de los más sencillos son:
Sustituye “PERO” por “Y” o «AUNQUE»
De esta manera dejas de generar una excusa y separas dos ideas. Ahora tienes una solución pendiente y no una justificación que no te lleva a ninguna parte.
“Quiero ir al gimnasio pero tengo mucho trabajo” – Dicho así, creas un conflicto entre las dos ideas y la segunda queda anulada, queda claro que no irás al gimnasio.
“Quiero ir al gimnasio y tengo mucho trabajo” – Tu cerebro considera la posibilidad de una solución.
Reflexiona sobre estas dos premisas ¿Cuál de ellas te permite, como mínimo, plantear una solución?:
«Me gustaría entregar esta propuesta comercial en mano pero no tengo un hueco»
«Me gustaría entregar esta propuesta comercial en mano aunque no tengo un hueco»
Sustituye “TENGO QUE” por “QUIERO”
Te recomiendo este ejercicio, cambia totalmente la actitud que tenemos ante las cosas ya que hace que tomemos conciencia de que todo aquello que hacemos, sea agradable o no, es fruto de una elección.
“Tengo que acabar este informe” – Como si alguien te obligara a la fuerza a hacerlo.
“Quiero acabar este informe” – Porque valoro mucho un trabajo bien hecho y quiero sentirme satisfecho.
Tengo que hacer un buen seguimiento de esta propuesta comercial
Quiero hacer un seguimiento excelente de la propuesta, así me aseguro de que hago bien todos los pasos.
Me encantaría conocer qué otras sustituciones lingüísticas conocéis o proponéis. No dudes en escribirlas en comentarios y así todos aprendemos de todos.