Hola soy Juan Carlos Fontcuberta, Socio Fundador y Presidente de Impulso Coaching de Negocios.
Recuerdo que cuando empecé con el coaching de negocios una de mis primeras sesiones de coaching se llevó a cabo con el equipo comercial de una empresa y sus respectivos mandos intermedios. Me llamó al día siguiente el director general para comentarme cómo había ido la post sesión, ya que ellos se habían quedado trabajando en lo que comúnmente se llama convención.
Quería felicitarme porque durante el resto del día el equipo había pasado de su faceta habitual “quejarse de todo” “nada es culpa mía” a una situación de pro-actividad y generación de soluciones que él consideraba sorprendente por inhabitual.
Yo le pregunté que a qué creía que se debía el cambio. Y su respuesta fue inmediata: “Juan Carlos, es la primera vez que les hemos dado armas para trabajar con su actitud cuando aquí siempre nos centrábamos en los conocimientos técnicos, y no hemos sido conscientes que de lo segundo van más que sobrados, en cambio de lo primero somos muy deficitarios, y el primero yo”.
Ni que decir tiene que en ese momento un escalofrío me recorrió la columna vertebral, un escalofrío de satisfacción.
¿Emoción? ¿Le puedo llamar así? Pues eso EMOCIÓN.
Mis miedos quedaron superados, sin saber nada técnicamente de su producto, había conseguido mostrarles herramientas para mejorar en su día a día, ser proactivos, centrarse en la solución no en el problema, entender mejor a sus compañeros, mejorar la comunicación…
¿Pautas sencillas? ¿Complicadas? Te explico.
Al comenzar un proceso de coaching en equipo siempre advierto de una realidad estadística que he observado durante todos estos años de experiencia y la expreso con las siguientes palabras:
“Entre un 12 y un 15 por ciento de las personas que asisten a un proceso de coaching, acaban las sesiones igual que han empezado, salen igual que han entrado, quiero decir que no cambian absolutamente nada, mejor dicho, han decidido no cambiar absolutamente nada”.
¿Por qué? ¿Porque es complicado cambiar? ¿Exige mucho sacrificio? ¿Es difícil entender qué es lo que hay que cambiar?
Nada de todo eso, os lo cuento de forma muy breve.
Cuando oigo las siguientes frases:
“si, si, la teoría es muy fácil pero pasar a la práctica…”
“Eso ya lo sé pero no es el momento de hacerlo”
“eso no es tan fácil de aplicar”
“en este sector esto no es posible”
“con este jefe o equipo esto es inviable”
Cualquiera de estas frases indican que estoy delante de un RESISTENTE AL CAMBIO.
Si pensáis sólo un poco, seguro que identificáis alguien a vuestro alrededor al que se le ajustaría cualquiera de esas frases, cuando no todas.
Saltar esa barrera es lo difícil, es una barrera que solamente está en su mente y a la que solamente él puede poner solución. Le llamamos auto-chantaje y es lo que le impide iniciar el proceso de cambio.
¿Y sabéis lo más curioso? Pues lo más curioso es que casi siempre viene acompañado de carencias que el protagonista no quiere reconocer, carencias de liderazgo, de conocimientos no precisamente técnicos, de comunicación, de motivación, de estrategias, de planificación, de gestión del tiempo….. Reconocer que hay áreas que no dominas es un ejercicio de humildad y de inteligencia y estas dos cualidades no abundan precisamente en el ser humano y para un RESISTENTE AL CAMBIO es más fácil y más placentero para el ego justificarse con cualquiera de las frases citadas más arriba.
Por eso cuando al final de un proceso de coaching, las personas me agradecen que les haya ayudado a cambiar, siempre les digo que no tienen que agradecerme nada, que son ellos quienes han decidido cambiar. Sin esa decisión el coach poco puede hacer que no sea mostrarle herramientas y procedimientos que le hagan reflexionar y poco más. La decisión final es suya. Para mí es muy gratificante ser testigo directo de ese cambio y observar como con un poco de esfuerzo y reflexión esa decisión que tú has tomado se pone en marcha y empieza a generar resultados diferentes.
Por eso cuando alguien me hace la siguiente observación: “entre un 12 y un 15% que deciden no cambiar es mucho ¿no?” yo siempre le contesto: “es mucho más el 90% que decide que sí, ¿vale la pena intentarlo?”
¿En qué parte estás tú? El Coaching de Impulso está diseñado para ponerte en marcha y mantenerte en acción, puesto que únicamente la acción (y no simplemente las ideas) es lo que provoca resultados.
La dinámica del Coaching consiste en una sucesión periódica de sesiones en las que irás adquiriendo contigo mismo los compromisos de acción que te llevarán etapa por etapa hacia tus metas.
Tu entrenador personal te ayudará a identificar los obstáculos que te están impidiendo alcanzar tus objetivos y te ayudará a diseñar el plan de acción que te llevará a dónde quieres llegar. Tu coach se convierte en el cómplice que supervisa tus progresos, y te ayuda a medir y gestionar tus avances, y que se asegura de que cumples los compromisos de acción que adquieres contigo mismo.
He sido empresario con intereses en varios sectores de actividad, con más de 20 años de experiencia ayudando a la pyme. Escribo también para varias publicaciones nacionales sobre crecimiento de los negocios, ventas, liderazgo y comunicación, interviniendo en Seminarios y Workshops por todo el país.
Soy coach de negocios certificado, miembro del International Business Coach Institute (IBCI) y miembro de la Asociación Internacional de Coaching Empresarial y de Negocios (AICEN), con más de 6.200 horas impartidas en sesiones de coaching individuales y en equipos. Coach de algunos líderes empresariales, me gusta poner en práctica la famosa frase de Charles Darwin:
Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.
CHARLES DARWIN
y aplicarla desde un enfoque divertido y ameno.
El cambio no tiene porqué ser aburrido.
Divertirse con tu empresa es posible.
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